viernes, 21 de abril de 2023

El huevo y la gallina

 ... nació rompiendo el cascarón y empezó a ver la luz, a sentir el calor y el frío, se movió, vivió como pudo, sorteando las vicisitudes cotidianas; puso su parte en la cadena de la vida incubando un pequeño huevo en cuyo interior latía una criatura que nació rompiendo el cascarón y empezó a ver la luz, a sentir el calor y el frío, se movió, vivió como pudo, sorteando las vicisitudes cotidianas; puso su parte en la cadena de la vida incubando un pequeño huevo en cuyo interior latía una criatura que nació rompiendo el cascarón y empezó a ver la luz, a sentir el calor y el frío, se movió, vivió como pudo, sorteando las vicisitudes cotidianas; puso su parte en la cadena de la vida incubando un pequeño huevo en cuyo interior latía una criatura que nació rompiendo el cascarón y empezó a ver la luz, a sentir el calor y el frío, se movió, vivió como pudo, sorteando las vicisitudes cotidianas; puso su parte en la cadena de la vida incubando un pequeño huevo en cuyo interior latía una criatura que nació rompiendo el cascarón y empezó a ver la luz, a sentir el calor y el frío, se movió, vivió como pudo, sorteando las vicisitudes cotidianas; puso su parte en la cadena de la vida incubando un pequeño huevo en cuyo interior latía una criatura que nació rompiendo el cascarón y empezó a ver la luz, a sentir el calor y el frío, se movió, vivió como pudo, sorteando las vicisitudes cotidianas; puso su parte en la cadena de la vida incubando un pequeño huevo en cuyo interior latía una criatura que nació rompiendo el cascarón y empezó a ver la luz, a sentir el calor y el frío, se movió, vivió como pudo, sorteando las vicisitudes cotidianas; puso su parte en la cadena de la vida incubando un pequeño huevo en cuyo interior latía una criatura que nació... 

miércoles, 19 de abril de 2023

La lluvia da ganas de leer


... que llueva para que crezcan los árboles de los que se sacará la celulosa para fabricar el papel con el que se harán los libros que leerá la gente cuando llueva para que crezcan los árboles de los que se sacará la celulosa para fabricar el papel con el que se harán los libros que leerá la gente cuando llueva para que crezcan los árboles de los que se sacará la celulosa para fabricar el papel con el que se harán los libros que leerá la gente cuando llueva para que crezcan los árboles de los que se sacará la celulosa para fabricar el papel con el que se harán los libros que leerá la gente cuando llueva para que crezcan los árboles de los que se sacará la celulosa para fabricar el papel con el que se harán los libros que leerá la gente cuando llueva para que crezcan los árboles de los que se sacará la celulosa para fabricar el papel con el que se harán los libros que leerá la gente cuando llueva para que crezcan los árboles de los que se sacará la celulosa para fabricar el papel con el que se harán los libros que leerá la gente cuando llueva para que crezcan los árboles de los que se sacará la celulosa para fabricar el papel con el que se harán los libros que leerá la gente cuando llueva para que crezcan los árboles de los que se sacará la celulosa para fabricar el papel con el que se harán los libros que leerá la gente cuando llueva para que crezcan los árboles de los que se sacará la celulosa para fabricar el papel con el que se harán los libros que leerá la gente cuando llueva...

domingo, 19 de marzo de 2023

Amor a los enemigos


Al final de las heladas, Tarko decidió pasar a la acción. Tanto tiempo encerrado, comiendo mal, durmiendo entre pesadillas y sin hacer ejercicio estaba acabando con sus nervios. Estaba cansado de huir, de esconderse. Algo parecido a la voz de su conciencia resonaba en el rincón más ignoto de sus recuerdos y ya no podía seguir ignorando esa llamada de auxilio. Fue por eso que se alistó en el ejército blanco. El amor a la patria, los ideales enarbolados por unos o por otros no influyeron en su determinación. Unas pocas semanas de instrucción, un viaje a la zona barrida, un día en primera línea de fuego y ahí había concluido su fugaz carrera militar. Ahora, cuando estaba cayendo la noche y había cesado el ataque, se preparaba para algo que nunca supieron explicarle. Sabía avanzar, luchar, tal vez morir... pero ¿cómo vivir?


- ¿Cuánto tiempo podré sobrevivir aquí, tras este pequeño parapeto ruinoso, con la pierna destrozada? -piensa- Tan sólo acompañado por el cadáver de mi... ¿compañero? ¿amigo? ¿enemigo? Porque... ¿quién era Angel? ¿un imbécil? ¿un santo?


Todo había ocurrido en apenas cinco minutos y sin embargo ahora mismo podría ver, impresas en su memoria, horas de imágenes a cámara lenta, desde todos los ángulos posibles. Sabía que si por algún milagro lograba salir de esta ya nunca podría dejar de mirar esos cinco minutos en los que cada poro de su piel, cada célula de su cuerpo, cada resquicio de su alma había impreso un dato, un reflejo, una nubecilla de polvo, una mancha de sangre, un grito lejano, una parte de onda expansiva.


- Y lo que más me jode es que siempre, en medio del caos, de pie, protegiéndome como si fuera el protagonista de la película de mi propia vida no estoy yo sino Angel, ese idiota.



Se conocían ya en el barrio. Tarko era un tipo decidido, bravucón, imán de malas compañías. Angel un pardillo, un tipo tranquilo, siempre repeinado y sonriente. Cuando se reconocieron en el campamento Tarko volvió a maltratarle como aquella vez, cuando Angel le había descubierto robando tabaco en la tienda de la vieja malaleche.


- Nunca me caíste bien, idiota, y mira cómo estamos ahora. Te odio más que nunca. ¿Los negros? Esos me dan lo mismo. He matado a varios de ellos como si tal cosa pero lo que tengo con ellos no es nada personal. Tú en cambio siempre has sido mi auténtico enemigo.


Las palabras salían de entre los labios resecos de Tarko como insectos metálicos. O tal vez de su pierna tumefacta. En cuanto llegaron a sus propios oídos brotó en su conciencia un vértigo infinito y no quiso reconocerse en ellas. Tarko había odiado mucho. Tres veces trató de borrar la sonrisa de Angel y tres veces fue derrotado por su enemigo.


- Cuando ascendí a cabo ¿sabes? lo primero en que pensé, como un enfermo, fue en perjudicarte. ¿Por qué nunca me lo reprochaste?


El soldado Angel no responde. Está muerto. Al menos eso parece porque ya no sonríe. Tiene el rostro relajado, impasible, como la momia de un rey. Nunca podrán salir de donde están sin ayuda. Tarko sigue hablando. Está vivo. Algo parecido a una esperanza delirante sigue palpitando en el fondo de su alma oscura.


- No. Ya no tengo salvación. Más salvado estás tú que yo. Tú siempre estás bien, siempre has sabido estar bien. Aquella vez que hice correr aquel rumor contra tí, por pura rabia... ¿recuerdas?. Tú siempre sufrías menos recibiendo mis golpes que yo dándotelos. ¿Por qué, idiota?


El soldado muerto guarda un elegante silencio. Exactamente igual que cuando lo hacía vivo. Tampoco tiene nada que decir esta noche. Es el momento supremo de Tarko. ¿Tendrá fuerzas para romper con su propia miseria, para levantarse, salir de donde está, volver y limpiarse? No queda mucho tiempo. Tarko lo sabe. No puede mover la pierna pero tal vez pueda arrastrarse con la otra. Cuando oscurezca un poco más, si no vuelve el bombardeo, podría intentar regresar con los suyos.



- Aunque ya no se quiénes son los míos. Angel era uno de los míos y ya ves... ¡Debería pasarme a los negros! Ellos me curarán. Tal vez me den un trato justo, unos meses en un barracón, acaso unos años... y ya está. Allí no tendría que fingir, rodeado de enemigos declarados al fin podré ser yo mismo.



Tarko reúne todas sus fuerzas para empezar a manipular su pierna maltrecha. Cada roce, cada pequeño movimiento le hace sentir un dolor agudo que no le deja pensar con claridad. Lleva un torniquete mal ajustado que parece haber detenido la hemorragia pero sabe que no podrá seguir así mucho tiempo. Se protege la herida lo mejor que puede y comienza a arrastrarse en dirección a los suyos. En los primeros diez metros, en la oscuridad nocturna, ha olvidado completamente la idea de entregarse que hace un momento le daba ánimos para empezar a andar. Vuelve la vista al parapeto. Cree haber oído una voz que le llama.


- No, Idiota, déjame en paz. Tú ya estás muerto y estás bien así. Eres el muerto perfecto. ¿Cómo voy a cargar contigo? ¿Para qué? Podría haber dos o tres kilómetros hasta nuestra línea. Tal como tengo la pierna no se si yo mismo podré llegar.


Recostado en la misma posición Angel no dice nada ahora pero hace un momento que Tarko acaba de oir su nombre. ¿Ha sido Angel? ¿Ha sido el remordimiento de un soldado que arrastra su maldad dejando un reguero de sangre? Tarko está volviendo. Sabe que no podrá vivir dando la espalda a su verdadero enemigo, a su querido enemigo. Por eso, y porque hay una vergüenza primitiva que no quiere arrostrar es por lo que regresa a por el pesado cuerpo inerte de un Angel de plomo. Ahí van ahora, arrastrándose centímetro a centímetro. Tarko ya no piensa en la meta. Tan solo sabe que nunca se sintió tan ligero.


Javier Garisoain Otero

Marzo de 2023

jueves, 1 de diciembre de 2011

Pastores eternamente mentirosos

Estaba el pastorcico aburrido y se puso a gritar:
- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!
A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.
Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.




Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

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- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

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- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

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- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

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- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

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- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

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- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

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- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

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A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

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- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

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- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

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- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

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- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

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A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
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- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

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- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.

Pues verás -dijo el más viejo-, estaba un pastor aburrido y solo con sus ovejas y entonces no se le ocurrió mejor cosa que ponerse a gritar:

- ¡Que viene el lobo! ¡socorro! ¡que viene el lobo!

A los gritos acudieron con palos y escopetas algunos compañeros pero al ver que el bromista se reía de ellos le dijeron:
- No vuelvas a hacer esto ¿no conoces el cuento del pastor mentiroso?
- No -dijo el inconsciente- contádmelo por favor.
... y colorín colorado, este cuento se ha terminado.





































































































































viernes, 1 de noviembre de 2002

NOVIEMBRE. CUENTO DE ADVIENTO

NOVIEMBRE. CUENTO DE ADVIENTO

Dos hombres subieron a la parroquia; uno casquivano ligerón, otro beato perdido.

El primero, quedándose en el último banco por temor a parecer un beato, había llegado sin querer un poco antes de comenzar la Misa. Se cruzaba de brazos diciendo: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, egoistas e injustos, ni tampoco como ese meapilas de la primera fila. Yo no hago ayunos hipócritas ni doy limosnas por aparentar. Yo soy humilde porque no me pongo a rezar a la vista de todo el mundo.

En cambio el beato, que estaba cerca del altar para obedecer al párroco, arrodillado junto a las velitas de San Antonio que había encendido como le enseñara su abuela, después de persignarse ceremoniosamente a la vista de todos los curiosos, liberado de respetos humanos, dándose golpecitos en el pecho y con el rosario en la mano oraba en su interior de esta manera: “¡Oh Dios! Ten compasión de mí, que soy pecador!”.

Os aseguro que ese beatorro, -como el pecador de Lucas, 19- salió del templo justificado.

martes, 1 de octubre de 2002

OCTUBRE. CUENTO DE OTOÑO

OCTUBRE. CUENTO DE OTOÑO

Fuera llovía copiosamente y el viento despeinaba con ráfagas violentas las copas ralas de los árboles adormecidos. Otoño en Boston. Dentro, al calor del hogar norteamericano, entre almohadas confortables, estaban los dos. Juntos. Sólos. Mirándose. Una leve melodía romántica sonaba en la habitación contigua.
Tanta felicidad parecía fingida. Un exceso. Una provocación. Parecía sólo un sueño y sin embargo era tan real como raro. Por eso pienso que más le hubiera valido a este pobre hombre (el señor M.) haber muerto allí mismo, entre almohadas, fulminado por un rayo.
De pronto, algo le hizo "clac" en el fondo del oído y le pareció que debía hablar.
- Pellízcame, cariño, y dime que no estoy soñando.
Ni corta ni perezosa, solo por dar gusto a su compañero, arqueó ella índice y pulgar y pellizcó, ¡vaya que si pellizcó!. Iba a decir "no estás soñando, querido" cuando un alarido de dolor le heló la sangre en las venas...
Temo que nunca sabré con exactitud qué es lo que sucedió inmediatamente después. El caso es que a raiz de aquel desgraciado incidente se inició una discusión que terminó ayer con la firma del divorcio, y hoy con el comienzo de unas sesiones de psicoanálisis.
Tengo la impresión de que el señor M. va a ser un buen cliente.

domingo, 1 de septiembre de 2002

SEPTIEMBRE. CUENTO DE ESTUDIANTES

SEPTIEMBRE. CUENTO DE ESTUDIANTES

"En TELETIEMPO sabemos que el tiempo es oro. O que el oro es tiempo. ¿Necesita más tiempo? ¿Le faltan horas? ¿Se le pasan los días y no consigue aligerar los asuntos pendientes? ¿Le gustaría poder disfrutar de una semana, quince días, o hasta de un año sabático? ¿Cuánto estaría dispuesto a pagar por un día más de tiempo? En TELETIEMPO tenemos la solución a sus problemas. Le ofrecemos el tiempo que Vd. necesita a un precio razonable. Por mucho menos de lo que Vd. cree podrá ver sus días alargados. Por fin tendrá tiempo para estudiar, para pasear, para leer, para disfrutar de su familia. ¿Le parece un sueño? Pídanos presupuesto sin compromiso. Llame ahora... ¡no pierda más tiempo!"

Lo confieso. Aquella humilde octavilla que encontré prendida en el limpiaparabrisas me llamó poderosamente la atención. Llamé y alguien vino a mi “piso de estudiantes” ese mismo día.

- Buenas, vengo de TELETIEMPO.
- ¡Ah!, gracias por venir tan pronto.
- ¿Me puede indicar dónde está su aparato televisor, por favor?
- ¿Mi televisión? ¿Para qué quie...?
- Ya la veo...
- ¡Eh!!!! ¡Oiga! ¿Qué hace con esas tijeras? ¡No! ¡¡¡EL CABLE NO!!!
- Si, el cable si. ¡Ya está! Bueno, si vuelve a necesitarnos ya sabe dónde estamos ¿vale? Firme aquí, por favor. ¡Venga! Taluego. Nastardes!