martes, 1 de octubre de 2002

OCTUBRE. CUENTO DE OTOÑO

OCTUBRE. CUENTO DE OTOÑO

Fuera llovía copiosamente y el viento despeinaba con ráfagas violentas las copas ralas de los árboles adormecidos. Otoño en Boston. Dentro, al calor del hogar norteamericano, entre almohadas confortables, estaban los dos. Juntos. Sólos. Mirándose. Una leve melodía romántica sonaba en la habitación contigua.
Tanta felicidad parecía fingida. Un exceso. Una provocación. Parecía sólo un sueño y sin embargo era tan real como raro. Por eso pienso que más le hubiera valido a este pobre hombre (el señor M.) haber muerto allí mismo, entre almohadas, fulminado por un rayo.
De pronto, algo le hizo "clac" en el fondo del oído y le pareció que debía hablar.
- Pellízcame, cariño, y dime que no estoy soñando.
Ni corta ni perezosa, solo por dar gusto a su compañero, arqueó ella índice y pulgar y pellizcó, ¡vaya que si pellizcó!. Iba a decir "no estás soñando, querido" cuando un alarido de dolor le heló la sangre en las venas...
Temo que nunca sabré con exactitud qué es lo que sucedió inmediatamente después. El caso es que a raiz de aquel desgraciado incidente se inició una discusión que terminó ayer con la firma del divorcio, y hoy con el comienzo de unas sesiones de psicoanálisis.
Tengo la impresión de que el señor M. va a ser un buen cliente.